NUESTRA IGLESIA

Semillas de Vida es una Iglesia dinámica, apasionada por Jesús y comprometida con el desarrollo de líderes que puedan influenciar de manera positiva su comunidad. Creemos que Dios tiene un propósito para cada persona, por eso hemos diseñado un proceso que les ayuda a identificar sus dones y talentos, y a descubrir la vocación de servicio para la cual fueron creados, de manera que puedan vivir a plenitud.
En Semillas de Vida creemos que la familia es el eje principal de la sociedad y por eso procuramos el desarrollo integral de cada uno de sus miembros. Creemos que los niños y jóvenes son nuestro legado, por lo tanto generamos espacios donde ellos crezcan en el conocimiento de Dios y sean entrenados como futuros líderes.
Trabajamos en aportar a la construcción de nuestro país, al alcanzar e  influenciar las personas en las diferentes esferas de la sociedad, por medio de la enseñanza de principios y valores universales, establecidos en la Palabra de Dios.

Soñamos con ver una Colombia en paz, en donde las palabras de Aquel que murió en la cruz sean vividas y sentidas, no tan sólo una estrofa de nuestro himno nacional.

NUESTRA VISIÓN

“Alcanzar personas, llevarlas al conocimiento de Dios y desarrollarlas a un liderazgo de servicio para impactar su comunidad, llenando a Colombia y las naciones de la tierra del conocimiento de su Gloria”.

Soñamos con


La Iglesia debe ser una sala cuna de sueños y no tan sólo un centro religioso.
Uno de los objetivos de la Iglesia es influenciar a la sociedad. Es buscar establecer el Reino de Dios en esta tierra. Es ganar nuestras naciones para Cristo, creando sociedades de progreso en donde el bien y la misericordia sean tangibles.
El hombre espiritual no es el que se desconecta de la realidad de vivir en este tiempo. Es por el contrario el que decide aplicar a su vida los principios y valores del Reino de Dios reflejados en la persona de Jesucristo, a través de su Palabra, los cuales le llevarán a convertirse en un ciudadano útil a la comunidad.
Un hombre espiritual es el que entiende que debe producir en los diferentes ámbitos y para ello necesita aprender a dominar sus impulsos y emociones desde su espíritu y no satisfacer los deseos de su carne y de su mente.
La carne (nuestro ser almático) sólo busca lo suyo aún pretender ser la más espiritual, la que más ora, la que más ayuna, la que más biblia sabe. Ésta sin embargo, no sabe mostrar compasión, ni misericordia, ni decir la verdad, a ella le cuesta pensar en alguien diferente a sí misma.
La misión de la Iglesia es preparar hombres y mujeres no sólo para que sean útiles dentro de las cuatro paredes de una iglesia, sino para generar transformación en el entorno de una comunidad, enseñándoles a ser los mejores en su campo, ya que cuentan con la ayuda y dirección de Dios, y es El quien les ayudará a desarrollar los sueños que ha plantado en sus corazones.
El cambio de paradigma debe ser entonces entender la frase de Jesús “No los saques del mundo, mas líbralos del mal”.
No salgamos del mundo de manera que ya no seamos sal, no nos escondamos debajo del almud de manera que nuestra luz ya no brille.
Preservemos nuestra tierra, que nuestra Colombia sea esa nación que arde con el fuego de Dios y que llevemos esa realidad de Su presencia, amor y misericordia al mundo entero. Prosigamos hacia la meta de ver el carácter de Cristo formado en nosotros para que entonces seamos Semillas de Vida que se multiplican, cumpliendo así el propósito de Dios en cada generación.

NUESTRO MODELO DE IGLESIA

Estamos comprometidos con el cumplimiento del Gran Mandamiento y la Gran
Comisión:

El Gran Mandamiento

“Jesús dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y       grande mandamiento.  Y el segundo es semejante: amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”           

Mateo 22:36-40

La Gran comisión

“Cristo dijo: Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.”               

Mateo 28:19-20

Cinco Propósitos

Nuestra iglesia se estructura sobre cinco Propósitos, para cumplir la visión que Dios nos ha dado:

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NUESTRAS CREENCIAS ESENCIALES

Dios es el creador y Señor del Universo, ha existido eternamente en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Estos tres son co-iguales y un solo Dios. Una trinidad.

Génesis 1:1, 26; Salmo 90:2;  Mateo 28:19;  I Juan 5:7

Jesucristo es el Hijo de Dios y co-igual con el Padre. Vino a este mundo en carne, nació de una virgen, vivió como hombre, pero sin pecado y se ofreció a sí mismo como el sacrificio perfecto por los pecados del mundo al morir en la cruz. Fue sepultado y resucitó de entre los muertos al tercer día, mostrando su poder sobre el pecado y la muerte. Ascendió al cielo y está sentado a la diestra del Padre. Volverá otra vez a la tierra para reinar como Rey de reyes y Señor de señores.

Isaías 9:6; Mateo 1:22-23; Romanos 1:3-4; Tito 2:13 ;             I Corintios 15:3-4

El Espíritu Santo es co-igual con el Padre y con el Hijo. Él está aquí en la tierra para hacer conscientes a los hombres de su necesidad de Cristo Jesús. Vive en cada cristiano desde el momento de la salvación.

Provee al cristiano de: Entendimiento para vivir; entendimiento de las verdades espirituales y dirección. Da a los creyentes dones espirituales, como Él quiere. Como cristianos, debemos vivir bajo su guía diariamente.

Juan 14:16-17; 16:7-13; Hechos 1:8; I Corintios 2:12;  3:16;           II Corintios 3:17; Efesios 1:13

La Biblia es la Palabra de Dios para nosotros, fue escrita por autores humanos bajo la inspiración sobrenatural del Espíritu Santo. Es el recurso supremo de verdad para la creencia y conducta cristiana. Por ser inspirada por Dios, es la verdad sin ninguna mezcla de error.

Salmo 12:6; II Timoteo 3:16; II Pedro 1:20-21

El hombre está hecho a imagen de Dios, para ser como Él en carácter. El hombre es el objeto supremo de la creación de Dios. Aunque el hombre tiene tremendo potencial para el bien, está manchado por la tendencia a desobedecer a Dios, la cual entró en él con la caída, en el huerto de Edén.  Esta desobediencia, se llama “pecado” y es lo que separó al hombre de Dios.

Génesis 1:27; Salmo 8:3-6; Isaías 59:1-2; Romanos 3:23

La Salvación es el regalo de Dios para el hombre, pero es necesario aceptarlo. No podemos compensar nuestros pecados por medio de las buenas obras o el mejoramiento personal.  Sólo podemos ser salvos de la penalidad del pecado, cuando reconocemos y aceptamos que a través de Jesucristo, Dios determinó que tuviéramos perdón de pecados. Cuando nos volvemos de una vida auto-controlada, a una vida rendida a Cristo, somos salvos. La vida eterna empieza en el momento en que uno recibe a Cristo como su Señor y Salvador personal.

Juan 1:12; 3:16; 14:6;  Romanos 5:1; Romanos 6:23;               Efesios 2:8-9;  Tito 3:5

Dios nos dio vida eterna a través de Jesucristo, el creyente está seguro en esa salvación por la eternidad. La Salvación, se obtiene y mantiene por la gracia y poder de Dios.  El hombre, no se puede salvar a sí mismo.

Hebreos 7:25; 10:10-14;  I Pedro 1:3-5

Las personas son seres espirituales, creadas para existir por siempre. Existiremos eternamente separados de Dios por el pecado o unidos eternamente a Dios por su gracia, perdón y Salvación en Cristo Jesús.
La separación eterna de Dios es el infierno, el vivir en unión eterna con Él, es la vida
eterna en el cielo. El cielo y el infierno son lugares reales para una existencia eterna.
La vida eterna es una persona Jesucristo.
Juan 3:16; Juan 17:3; Romanos 6:23; Apocalipsis 20:15.